Aparte de los cuidados especializados que requiere cada planta, y la protección que deben tener…
En la agricultura, el consumo de agua en ciertas regiones de Europa se está volviendo cada vez más insostenible. Los agricultores se están pasando a métodos de regadío que necesitan un gran consumo de agua debido a que así aumentan los beneficios de la productividad que entrañan con respecto a la oferta. En España, sin ir más lejos, el 14% de la superficie agrícola de regadío produce más del 60% del valor total de los productos agrícolas.
No obstante, no todos los agricultores usan estos métodos de regadío. Algunos de ellos no optan por esa opción a no ser que el aumento de la productividad sea mayor que el de los costes de instalación de los sistemas de regadío y de extracciones de grandes cantidades de agua. No es habitual ver a los agricultores sufragando por completo el coste medioambiental y de recursos que conllevan estos sistemas de regadío.
Es por ello que la política de los precios del agua pretende lograr un equilibrio entre los objetivos económicos, medioambientales, y sociales ya que, según la investigación llevada a cabo por WWF durante 2004, y que sometió a análisis el riego de cuatro cultivos en España, se vio un consumo de casi 1000 millones de m3 de agua sólo para la producción de cantidades excedentarias con respecto a las cuotas de la UE.
Con las medidas que se quieren imponer, los agricultores podrán elegir entre una diversidad de tecnologías, prácticas y cultivos con el fin de reducir el consumo y preservar más el agua puesto que es muy posible que, con el tiempo, el cambio climático empeore la situación actual y sea más difícil la extracción de agua dedicada a la agricultura.