Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre pero de las plantas…
El daño que las heladas causan a los cultivos no se debe únicamente a las bajas temperaturas, sino principalmente a la formación de hielo extracelular dentro del tejido de las plantas. Este hielo provoca la salida de agua de las células, dañándolas por deshidratación. Después de periodos fríos, las plantas tienden a volverse más resistentes al daño por congelación, pero pierden esta resistencia tras una temporada cálida.
La combinación de estos y otros factores determina la temperatura a la cual se forma el hielo dentro del tejido de las plantas y cuándo se produce el daño. La cantidad de daño por helada aumenta a medida que la temperatura desciende, y la temperatura específica en la que se produce un nivel particular de daño se conoce como «temperatura crítica» o «temperatura crítica de daño».
En general, la mayoría de las temperaturas críticas se determinan mediante estudios en cámaras de crecimiento, donde las plantas se enfrían a un ritmo predeterminado que se mantiene durante 30 minutos.
Sin embargo, es difícil medir los tejidos sensibles de las plantas, y estas temperaturas es probable que difieran de la temperatura del aire, que es la que normalmente miden los agricultores. Excepto para frutos grandes, como las naranjas, las temperaturas de las yemas, de las flores y de los frutos pequeños tienden a ser más frías que la temperatura del aire, por ello los métodos activos de protección deberían ponerse en marcha y detenerse a temperaturas del aire más altas.