El traslado de las plántulas a su lugar definitivo desde los semilleros es siempre un proceso muy delicado en el cultivo de plantas, sin importar si son hortalizas u ornamentales. También conocido como trasplante, es una etapa en la que las plantas son aún muy delicadas y un error en el proceso puede dar al traste con ellas, así como convertirlas en presa fácil de plagas y enfermedades. Para saber cuándo está lista, es suficiente con observar si las primeras hojas han germinado. Siguiendo estos consejos no tendrás problemas:
- Antes de trasplantar, riega la maceta en la que será plantada (la noche anterior si es posible) y asegúrate de que drena adecuadamente y tiene materia orgánica suficiente.
- Haciendo uso de un trasplantador, una pala de trasplantar o un palo haz agujeros en la tierra del diámetro de la base de la plántula.
- Cuando procedas a sacar las plántulas de los semilleros, ten cuidado de no dañar las raíces: agárralas por las hojas con mucha delicadeza. No debes quitar la tierra que quede entre las raíces, sino que debes plantarlas tal cual están en su nuevo emplazamiento y cubrir con tierra.
- Una vez trasplantadas, es muy importante regarlas. En esta ocasión, lo que debes tener cuidado de no dañar son las hojas y tallos. Eso sí, tampoco te pases de agua: con mojar la tierra es suficiente.
- Si puedes elegir la hora del trasplante, las últimas horas de la tarde son ideales para ello dada la poca fuerza del sol en ese momento. También es buena idea dejar a la sombra las plántulas un par de días para que no sufran y se adapten.
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