Cuando nos ponemos a cultivar es probable que tengamos que recurrir a algún tipo de…
Tal y como adelantamos al final de nuestra última publicación, hoy, desde BeniPlast / BeniTex continuamos comentándoos de los diferentes tipos de abonos orgánicos que pueden usarse en la agricultura.
El primero del que vamos a hablaros hoy es del abono verde, que consiste en sembrar plantas que contengan, sobre todo, nitrógeno, como sería el caso de las leguminosas. Estas plantas, posteriormente se cortan y se añaden a la tierra como si fueran cualquier otro abono.
Cabe destacar que este tipo de abono tiene una serie de ventajas, como la de proteger los suelos erosionados, facilitar la recuperación de aquellos que hayan sido sometidos a agrotóxicos o fertilizantes sintéticos, o que se evite que aparezcan plantas espontáneas o adventicias.
Por otro lado, nos encontraríamos con el estiércol que, como todos sabéis, procede de las heces fecales de los animales. El nivel de nutrientes que presente este abono dependerá del animal del que provenga (caballos, ovejas, vacas, gallinas, etc.). Con el estiércol, además de abonar el terreno, también se consigue que prolifere la vida de los microorganismos que favorecen la fertilidad de la tierra.
Por último, nos encontramos con la turba, que es una materia esponjosa y fibrosa que es el resultado de restos vegetales descompuestos por altos niveles de humedad y poco oxígeno. Con la turba se consigue que se estimule el crecimiento de las raíces de las plantas, además de que se mejora la estructura de la tierra haciendo que ésta sea más esponjosa, y que se evita el arrastre de nutrientes y se favorece la absorción del agua.